Es necesario
establecer la diferencia que existe entre los términos domesticación y doma,
pues indican dos procesos diferentes que a menudo se confunden. La diferencia
entre los dos términos es evidente:
En español, domar
indica amansar y hacer dócil a un animal mediante ejercicios y enseñanzas, sean
estos silvestres o domésticos. La domesticación consiste en acostumbrar al
animal fiero y salvaje a la vista y compañía de las personas, es un proceso
largo en el que se obliga a una especie a adaptarse para vivir dependiendo del
ser humano.
La domesticación es el proceso por
el cual una población de una determinada especie animal o vegetal
pierde, adquiere o desarrolla ciertos caracteres morfológicos, fisiológicos o
de comportamiento, los cuales son heredables y, además, son el resultado de una
interacción prolongada y de una selección por parte del ser humano. Su
finalidad es obtener determinados beneficios de dichas modificaciones.
La doma,
en ambos casos, hace referencia a individuos y no a poblaciones (conjunto de individuos), mientras que la domesticación
involucra a poblaciones enteras. Por ejemplo, Se puede domar a leones, tigres o
panteras, pero no se puede decir que sean especies
domésticas. La diferencia entre las dos lenguas es que en inglés los animales domados se reproducen en poblaciones
silvestres, resultando dificultoso en condiciones de cautiverio, pero en español, la doma también se refiere a ciertas
especies domésticas, como los caballos.
El
proceso de domesticación se logra mediante selección artificial de caracteres, tanto genotípicos como fenotípicos, que el hombre selecciona mediante exhaustivos
cruzamientos y una serie de lentas modificaciones acumuladas en el tiempo.
La readaptación a la vida silvestre (asilvestramiento) de una
especie doméstica es el proceso contrario: en él la especie doméstica va
perdiendo a mayor o menor velocidad los caracteres seleccionados artificialmente
al verse sometida al proceso de selección natural
que, sin duda, favorece aquellos caracteres más adecuados para que la especie
viva en forma libre sin los cuidados pertinentes que el ser humano dispensaba.
Una conducta agresiva puede ser muy ventajosa para la abeja en el
momento de encontrarse con un predador que ataca su colmena. Readaptarse a la
vida silvestre o al estado primigenio de la especie en el tiempo dependerá, en
gran medida, de las modificaciones genéticas experimentadas en el proceso de
domesticación. Cuanto mayores fuesen los cambios alcanzados en el proceso de
domesticación, mayor será el tiempo de readaptación y la cantidad de
generaciones que deberán transcurrir para volver a ser un animal silvestre.
Y es
posible que muchas especies que el hombre ha domesticado difícilmente lograrán
volver a la vida silvestre.
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